En un día lleno de solemnidad y fervor, la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe se iluminó con la presencia de fieles devotos que se congregaron para presenciar un momento histórico: la coronación pontífice de la venerada Virgen de Guadalupe.
La ceremonia fue presidida por un representante del Papa; Nuncio Apostólico Joseph Spitieri, quien llevó a cabo el acto de coronación en nombre de la Iglesia Católica. El ambiente estaba impregnado de emoción y espiritualidad, ya que los fieles se unieron en oración y alabanza, rindiendo homenaje a la Virgen María bajo su advocación guadalupana.
La coronación pontífice de Nuestra Señora de Guadalupe no solo fortaleció los lazos espirituales de los fieles, sino que también reafirmó la importancia de la Virgen María en la vida de la Iglesia. Este día quedará grabado en la memoria colectiva como un momento de gracia y bendición, en el que la Virgen de Guadalupe fue honrada con el más alto reconocimiento pontificio, consolidando su papel como intercesora y madre amorosa para todos aquellos que acuden a ella en busca de consuelo y protección.